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El pimiento de cayena amarilla o Capsicum annuum es originario de la zona de Bolivia y Perú. Esta planta produce esta variedad de pimientos que puede tener varias formas (cónicos, cuadrados, prismáticos, acorazonados, redondos, etc.) y colores según la madurez (verde, rojo, amarillento, blanco, lila, etc.).Este pimiento picante no es el más agresivo para el paladar, pero dentro de la escala Scoville, se sitúa entre 30.000 y 50.000 SHU. La cayena amarilla se puede utilizar de diversas formas, como suele ocurrir con este tipo de pimientos, la manera más generalizada en macerarlo en aceite para cocinar o aliñar.
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El pimiento de cayena amarilla o Capsicum annuum es originario de la zona de Bolivia y Perú. Esta planta produce esta variedad de pimientos que puede tener varias formas (cónicos, cuadrados, prismáticos, acorazonados, redondos, etc.) y colores según la madurez (verde, rojo, amarillento, blanco, lila, etc.).
Este pimiento picante no es el más agresivo para el paladar, pero dentro de la escala Scoville, se sitúa entre 30.000 y 50.000 SHU. Es decir, un 50 % de picante. En comparación al Carolina reaper, este pimiento es bastante más agradable de ingerir e incorporar con otros alimentos.
La cayena amarilla se puede utilizar de diversas formas, como suele ocurrir con este tipo de pimientos, la manera más generalizada en macerarlo en aceite para cocinar o aliñar. También se puede picar en trocitos pequeños (evitando las semillas) y añadirlo en un sofrito, ya sea para unas fajitas, canelones o lasaña, para una tortilla elaborada, para un guiso o cualquier otra elaboración. Otra forma para emplear la cayena amarilla es deshidratarla a baja temperatura y de manera constante. Con este proceso conseguiremos un producto más duradero y nos permitirá añadirlo a recetas en trocitos o convertirlo en polvo a modo de condimento.
Este tipo de pimiento es un maravilloso anti-inflamatorio y puede servir para aliviar alergias. La cayena, en general, es un digestivo muy conocido. Estimula el tracto digestivo, aumentado el flujo de producción de enzimas y jugos gástricos. Esto ayuda al cuerpo a metabolizar los alimentos (y las toxinas) que consumimos.